No es tiempo para vivir soñando, es tiempo de vivir con realismo

Escribía mis sueños en hojas de papel y los quemaba. Creía que algún día se harían realidad.
Soñaba despierta y pintaba ilusiones. Un alma ilusa que solo sabía soñar. Crecí rodeada de sueños que algún día alcanzaría. Y mientras pasaban los años iba descubriendo que nuestros sueños se pudren como ilusiones rotas.
Al final mi corazón dejó de llorar por cada sueño que se iba, por cada ilusión que se desmigajaba. Y se hizo fuerte.
Rozar la locura con la punta de los dedos no es suficiente cuando lo que en realidad deseas es volar. Y volar se hizo un sueño inalcanzable cuando me cortaron las alas. Pero yo era luchadora y fuerte y quise correr. Pero me pusieron piedras en el camino que me hicieron caer. Me levanté. Entonces fui lo suficientemente madura para saber que no son tiempos para vivir soñando con ilusiones, son tiempos para vivir con realismo.