Montaña rusa de sentimientos.


Está claro que la felicidad dentro de la vida es como una montaña rusa. Cuando estás arriba la felicidad es plena. Disfrutas de cada momento y no te importa nada, porque estás bien.
Pero poco a poco vas bajando sin darte cuenta porque la adrenalina se extiende por tu cuerpo impidiendote ver que ya estás llegando abajo. A veces esto sucede de forma rápida, en un abrir y cerrar de rojos.
Abajo, abajo. Ese sentimiento negro, oscuro y amargo que te invade. Tus ganas de bajar de la montaña rusa que es la vida van en aumento, te infravaloras, no te miras a espejo, lloras, te autolesionas...
En esta montaña rusa que es la vida estás solo. En la parte de arriba todo el mundo grita, está contigo y juntos formáis uno cuando bajáis, pero cuando la montaña rusa está abajo ¿quién grita? El silencio se apodera de la montaña rusa, algunos se bajan, pero es tu montaña, de la que no te puedes bajar, es tu vida y el día que te bajes no volverás a ella.
Esa montaña rusa que es la felicidad. Esa que sube y baja sin que te des cuenta, esa que te hace pasar de lo bueno a lo malo, de quererte a odiarte, de sentirte acompañado a sentirte solo, de tener ganas de vivir a querer desaparecer, de sonreír a llorar.